El comienzo, freír los huevos con la ayuda de un aro de cocina para que nos queden todo redondos y del mismo tamaño.Una vez fritos y desposeídos, lo más posible del aceite de la fritura, les he puesto un disco de queso. El queso ha de ser de sabor pronunciado, ya que si es suave su sabor quedará enmascarado y no se apreciará en todo el conjunto.
Sobre un disco de bechamel extendida sobre el plato, mojado o ligeramente engrasado para que no se pegue, ponemos un disco de jamón, he utilizado de york, como podéis observar, pero si es serrano lo apreciaremos mejor en boca. La próxima vez lo haré con jamón serrano.
Encima del jamón pongo el huevo con su disco de queso. El disco se puede sustituir por unos bastoncillos de queso si os es mas fácil por no tener un corta-pastas redondo.
Se cubre todo con la bechamel, teniendo cuidado que se una con la que hemos puesto de base.
Los huevos una vez fría la bechamel y por lo tanto manejable el conjunto, hay que ayudarse con una espátula o un par de tenedores para que no se nos desbaraten, los pasamos por harina, huevo batido y pan rallado y les damos un chapuzón en aceite bien caliente hasta que nos queden dorados.
El emplatado el que os apetezca, aquí los he puesto sobre un sofrito de pimientos, cebolla y tomate y encima un poquito de salsa de tomate.
Cuando se abre la fritura la yema del huevo sale fluida de su interior.
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